Tages Anzeiger (CH), Hugo Stamm, 14 de junio de 2000 [Traducción de Miguel Perlado]
El Movimiento Hare Krishna con sus altas pretensiones espirituales tiene en estos momentos problemas muy terrenales que atender. El pasado lunes, 44 antiguos seguidores del gurú hindú Swami Prabhupada presentaron una demanda conjunta en los EE.UU. que exigía compensaciones de más de 400 millones de dólares. Acusan a los dirigentes religiosos de abusos físicos y sexuales en las escuelas de Hare Krishna. Pero esto parece ser solo la punta del iceberg. El abogado del demandante Windle Turley sospecha que alrededor de 1.000 niños sufrieron abusos sexuales, según informaron algunas agencias de prensa norteamericanos el martes.
El movimiento Hare Krishna no niega los casos de abuso de menores que tuvieran lugar a finales de los años setenta y principios de los años ochenta. La organización del gurú ya ha investigado 50 casos y ha puesto a disposición 250.000 dólares para ayudar a las víctimas.
Las agresiones sexuales y psíquicas se produjeron sobre todo en los templos y Gurkulas (Escuelas Iskcon) en la India y los EE.UU. Las víctimas eran los hijos de adeptos de Hare Krishna que eran enviados a vivir bajo la custodia de los profesores de Krishna. A menudo, los padres vivían en el extranjero y apenas tenían contacto con sus hijos. A muy corta edad ya sufrían los abusos sexuales y físicos, explicaron los demandantes.
Uno de ellos explicó que su profesor ya le encerraba en un armario oscuro cuando sólo tenía 4 años. Muchas veces les dieron muy poco para comer o alimentos en mal estado. Cuando enseguida vomitaban, les obligaban a lamer el vómito, contaban antiguos alumnos. “Sin embargo, lo peor fue el terror psíquico” afirma el abogado. Solían destinar a la educación infantil a los monjes de Krishna que no sirvieran para otras cosas.
Lo que probablemente favorecía tales abusos era la rígida conciencia propia de Hare Krishna, es decir, la doctrina absolutista de salvación del gurú Prabhupada. Él enseñó que tan sólo se salvarían aquellos monjes y monjas que vivieran totalmente en celibato y que dedicadas en su vida a Krishna. Los niños entorpecen el desarrollo espiritual, ya que su educación exige demasiada «atención terrenal». Para eximir a los padres de estas responsabilidades y poder utilizarles después para actividades de captación, el Movimiento Hare Krishna fundó sus propias guarderías y escuelas. Muchos padres apenas tenían contacto con sus hijos y no conocías las circunstancias en que vivían. Pese a que muchos de ellos protestaban, la dirección no tomaba en serio estas quejas.