La Nación (Argentina), 17.05.2019

¿Infidelidad? (Argentina-España/2007). Dirección y guión: Miguel Oscar Menassa. Con Antonia San Juan, Miguel Oscar Menassa, Luis Miguel Seguí, Adrián Castaño y otros. Fotografía: Rafa Roche. Música: Indios Grises. Presentada por Grupo Cero y Cinenormal. Hablada en español. Duración: 82 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años, con reservas.

Nuestra opinión: Mala

Desde varios puntos de vista, el psicoanálisis transita por la pantalla grande a través de diversas facetas que abarcan un amplio espectro en el que queda en descubierto una serie de problemas tanto de intensidad dramática como en clave de comedia. Miguel Oscar Menassa, un psicoanalista argentino atraído por la poesía y por la pintura que está radicado desde 1976 en España, sumó a sus ambiciones estéticas la realización de varios cortometrajes y debutó en el largo con ¿Infidelidad? , una propuesta que basada en un guión que también le pertenece, reunió a una serie de personajes en torno de varias situaciones que pretenden hablar de la infidelidad, del odio, de los celos y de amistades siempre dispuestas a mentir para salir indemnes de las traiciones sentimentales.

Todos ellos tienen en común que engañan a sus parejas, pero cada uno de ellos lo hacen de una manera distinta. En este juego amatorio intervienen dos psicoanalistas, una escritora, un profesor, un librero, una mujer madura deprimida, un jardinero y otros prototipos que recorren un camino de enredos entre frondosos diálogos, monótonas escenas y una comicidad que nunca logra la más mínima sonrisa.

El realizador intentó con su ópera prima poner sobre el tapete al psicoanálisis y demostrar que, a través de él, pueden darse las situaciones más alocadas y absurdas cuando ese grupo humano va desovillando sus problematizadas vidas. Como idea, posiblemente hubiese podido interesar a través de los sufridos elementos que cada uno de esos personajes soportan sobre sus hombros, pero ni como director ni como guionista Menassa supo imponerse para que su temática lograse el necesario nivel para hacer reflexionar y lograr un pasatiempo estilo vodevil. Hay en ¿Infidelidad? un largo camino de errores. Los largos y estrambóticos parlamentos, algunas escenas en las que priman el sexo sobre la naturalidad que exigía el relato y una pretensión exagerada se unen para convertir al film en un relato que bien pronto pierde su interés en medio de ese maremagnum de seres dispuestos a lograr una nueva forma de vida.

Pero si la dirección y el guión adolecen de todos los errores posibles -desde una fotografía mediocre hasta una cámara que reitera planos y se fija en los protagonistas con tanto aburrimiento como desinterés-, no menos elemental es el trabajo de los intérpretes, de los que bien vale omitir sus nombres. ¿Infidelidad? , pues, queda como una de esas películas realizadas por un grupo de amigos para su propia diversión. Ello sería plausible si el film no llegase a las pantallas comerciales y se evitara que el público tropezara con esos relatos que nunca debieron salir de la cabeza de sus productores.