El País, Jacinto Antón, 7.11.2000
El piso de Fericgla en Barcelona tiene mucho de museo etnológico, aunque los objetos que acumula constituyen a la vez un recorrido por la trayectoria del antropólogo. Una colección de figuritas de amanitas recuerda el interés que dio pie a El bolet i la gènesi de les cultures. El tambor y las flechas remiten a sus largas estancias entre los jíbaros. Un violín amazónico hecho con el caparazón de un armadillo y una raqueta de squash entablan en un rincón un modélico diálogo intercultural. Es imposible no echar una mirada disimulada a las macetas de la terraza.Acaba de aparecer Los chamanismos a revisión, obra subtitulada De la vía del éxtasis a Internet (Kairós), en la que Fericgla se enfrenta al tema del chamanismo. «Algunos estudiosos niegan su existencia, siguiendo en esto a los marxistas radicales; otros niegan la profundidad cognitiva del chamán, y otros hablan del chamanismo en singular -algo que arranca de las obras de Mircea Eliade, obsoletas en su faceta teórica-, como si existiera un patrón único», explica. «Ahora ya podemos observar que se trata de una realidad compleja, que hay muchos chamanismos».
«En mi opinión», prosigue, «la esencia del chamán es construir límites para su sociedad. Límites morales, mentales, sobrenaturales, e incluso estéticos. Es el especialista en delimitar la realidad, y por eso él mismo traspasa los límites a veces. Por esa razón se le identifica con sacerdotes, sanadores y locos. Todos esos papeles tienen que ver con los límites de la sociedad». Fericgla señala que los chamanes clásicos son figuras propias de las sociedades de transmisión oral, que se organizan en torno a las emociones, en contraposición a las sociedades alfabetizadas, que se organizan alrededor de la lógica abstracta. «El chamanismo existe aún, pero sólo puede darse en un entorno de cultura chamánica», subraya. Dice que aquí «tuvimos nuestros chamanes autóctonos»: las meigas en Galicia, las bruixes en Cataluña…, pero que todo eso pasó, y que la figura de moda del neochamán vegetariano, sabio y feminista es una pura proyección occidental. Explica que todos los chamanes auténticos que ha conocido «dicen que con los blancos no pueden hacer nada, no pueden curarlos ni atacarlos».
Aunque formen parte de un universo cultural lejano, los chamanes, con su acceso al inconsciente a través de ritos extáticos, sustancias psicotrópicas, ayunos o aislamiento sensorial, están muy cerca del fenómeno de Internet y su universo virtual, juzga Fericgla. «Internet constituye una forma nueva, distinta, de construir la realidad, con superposición de tiempos y espacios. Permite moverse en diferentes planos de realidad y tiempo a la vez, asumir identidades distintas y cambiar de sexo. Son experiencias similares a las milenarias del chamán, que cree que se encarna en otros seres, viaja al plano de los espíritus y construye su visión de la realidad a partir de signos que sólo él sabe leer». Fericgla apunta que los virus informáticos, enemigos que pueden matar los datos vitales, tienen incluso algún parecido con las flechas mágicas, invisibles, que lanzan los brujos y que los chamanes deben saber conjurar para evitar enfermar o morir. «Creo que el estudio del chamanismo puede ayudar a entender el fenómeno de Internet», concluye. «Puede ofrecer un modelo cognitivo para un nuevo mundo caótico, móvil, de fronteras cambiantes». En todo caso, » es un modelo muy interesante para reflexionar, pero, insisto, no importable».