El Mundo (España), Fernando Lázaro, 19.02.2013
Fueron decenas y decenas los que pasaron por allí y vieron violada su intimidad, su juventud, su vida. Y fueron víctimas de abusos sexuales. Confiaban en su sensei, en su profesor de Kárate. Era su maestro y lo que él decía era palabra de ley para esos jóvenes que, buscando conocer las esencias de las artes marciales, sufrieron el acceso carnal de su referencia y de su entorno en un lugar que ahora la Justicia quiere cerrar para siempre, el gimnasio de la calle Juan Carló de Las Palmas de Gran Canaria, el gimnasio conocido como ‘Torres Baena’.
Era allí donde el máximo responsable, Fernando Torres, captaba, bajo el embrujo y el hechizo de gran maestro de las artes orientales, a jóvenes con los que satisfacer sus deseos sexuales y los de su círculo más íntimo.
Ahora, la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas está a punto de poner negro sobre blanco el relato de los hechos, el relato macabro de cómo por manos de un pequeño grupo de desalmados pasaron por decenas jóvenes, muy jóvenes que se vieron obligados, incluso bajo técnicas propias de las sectas, a satisfacer los más bajos instintos de los que debían estar educándoles.
EL MUNDO ya adelantó que, al menos tres de los cuatro acusados, de los que se han sentado en el banquillo, serán condenados y con penas muy altas, por los magistrados Emilio J. J. Moya, Salvador Alba y Carlos Vielba. Y la sentencia está a punto de ser notificada.
Fernando Torres, el máximo condenado, la cabeza de esta trama perversa, se ha dedicado a la formación y preparación de jóvenes en las técnicas orientales de combate. Algunos de sus alumnos han logrado importanteséxitos deportivos.
Los jueces entenderán en su prolijo escrito (algunos hablan de que parecerá una novela negra) que Torres Baena ha dirigido esta trama criminal con técnicas similares a las de las sectas personalistas, en las que un único gurú logra mantener una estructura piramidal basada en la confianza, amistad, respeto y, en cierto modo, temor.
Según las fuentes de este periodista, tres de los cuatro acusados serán condenados. El principal acusado, Fernando Torres, podría ser condenado a más de 300 años de cárcel y a indemnizar a sus víctimas con cerca de un millón de euros. Serían cerca de una treintena de delitos de abusos sexuales los que el tribunal considerará probados.
María Jesús González se podría enfrentar a una pena superior a los 150 años de prisión y a una indemnización similar a la de Torres Baena.
En el caso de Yvonne González, las penas podría superar también los 120 años de cárcel y cerca de medio millón de euros de indemnización. En los tres casos, el tribunal les prohibirá aproximarse a sus víctimas o a sus familiares a una distancia inferior a los 500 metros.