EFE (España), 29.12.2023

La detención de los líderes de la secta destructiva que operaba en Valverde de la Vera (Cáceres) ha provocado una «respuesta emocional mixta» en sus víctimas, ya que por un lado experimentan «satisfacción», al ver que se puede «hacer justicia» pero, a la vez, se han reactivado en ellas «temores y angustias por el trauma vivido», según ha señalado a EFE el experto Miguel Perlado.

Psicólogo clínico, psicoterapeuta y psicoanalista especializado, Perlado ha atendido varios centenares de casos relacionados con sectas y ha intervenido en más de una treintena de juicios civiles y penales como perito experto.

En el caso de la secta que operaba en Extremadura, cuyos dos líderes han sido detenidos, ha elaborado casi una decena de informes periciales relativos al daño «que han sufrido estas personas en el contexto de 20 años de adherencia a este escuela de terapia que les prometía sanar todo tipo de dolencias y convertirles en hombres completamente renovados y nuevos».

Dicha secta, según informó la Policía Nacional, mantenía un discurso de odio hacia la homosexualidad, a la que tachaban de enfermedad, y para la que proponían, como terapia, mantener relaciones sexuales obligadas con la líder del grupo.

Miguel Perlado comenzó a trabajar en diciembre de 2020 con antiguos adherentes de la denominada «Escuela Aquí y Ahora, Escuela de Integración Psico-corporal y Emocional», creada en el año 1998 «por una licenciada en Ciencias de la Información reconvertida a maestra taoísta y terapeuta psicocorporal y por un psicólogo colegiado en Madrid con formación en terapia Gestalt».

«Es en diciembre de 2020 cuando empiezo a atender a las primeras personas que salen de la secta y que, todavía sumidas en un estado de confusión, solicitan ayuda», ha apuntado.

Posteriormente, en mayo de 2022 interpone una reclamación en representación de casi una decena de personas que habían abandonado la escuela ante el Colegio de Psicología de Madrid y la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (FEAP) en la que, por responsabilidad profesional, alerta de la situación que se estaba dando en la escuela.

El Colegio madrileño impone a finales de noviembre de 2023 una falta grave al psicólogo y recientemente, tras la detención del matrimonio el pasado 16 de diciembre, la Junta Directiva de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) ha iniciado las acciones disciplinarias correspondientes con la suspensión cautelar y apertura de expediente disciplinario contra sus dos asociados.

Miguel Perlado ha destacado que si bien en las sectas los patrones se repiten, en el grupo de Valverde de la Vera «existe una particularidad» y es que es «un claro ejemplo» de lo que desde un punto de vista profesional se define como «una secta de terapia, en donde se ofrecía la salvación psicológica e incluso se pretendía modificar la orientación sexual».

Se trata de grupos que, bajo el pretexto o paraguas de prácticas relacionadas con temas de salud, finalmente acaban convirtiendo a sus pacientes en creyentes.

«Lejos de discursos de índole espiritual, que son más habituales, aquí encontramos un discurso plenamente terapéutico y esto es una nota distintiva, junto al hecho del empleo de fraseología psicológica para controlar y abusar de adultos y menores», ha apuntado.

En el caso de la escuela cacereña, con los pacientes convertidos ya en devotos y tras más de quince años de adherencia al grupo en muchos casos, «el impacto de la pandemia de la COVID-19 provocó que algunas de las víctimas se atrevieran a salir, lo que dio pie a una cascada de abandonos de esta escuela que ya empieza a hacer aguas».

Perlado ha reconocido que no es fácil salir de una secta «ya que se trata de un proceso largo, que se compone de varios momentos de dudas».

«También en este caso, las salidas han sido lentas. Hablamos de personas que han podido estar entre 15 y 20 años vinculadas a esta escuela bajo al convencimiento de que les estaban sanando y que los enfermos eran los que estaban fuera del grupo, por lo que es un proceso que requiere su tiempo», ha aseverado.

De igual forma, ha reconocido que este proceso deja secuelas «y, en el caso que nos ocupa, estamos hablamos de situaciones compatibles con trastornos de estrés postraumático».