El País (Francia), Sara González, 18.07.2024
El difunto abate Pierre, un símbolo de la solidaridad y de la lucha contra la exclusión en Francia, ha sido acusado por siete mujeres de agresiones sexuales y acoso. Los testimonios de las víctimas, una de las cuales era menor en el momento de los hechos, han sido publicadas el miércoles en un informe encargado por las propias fundaciones del religioso. Las acusaciones revelan tocamientos no consentidos, besos forzados y proposiciones indecentes por parte del sacerdote, ocurridos entre 1970 y 2005. Una noticia que ha sacudido el país y ha supuesto un duro golpe hacia una de sus personalidades favoritas.
“Suelo defenderme. Pero en este caso era Dios. ¿Qué haces cuando es Dios el que te hace eso?”, pregunta una de las víctimas en el informe. Las afectadas, todas mujeres, trabajaban para las fundaciones, eran voluntarias o cercanas al religioso, fallecido en 2007 a los 94 años. El documento, elaborado por un gabinete independiente y especializado, pone de relieve el aura del que se beneficiaba el sacerdote, fundador del movimiento Emaús, una organización que lucha contra la pobreza y la exclusión social en más de 40 países.
“La disonancia entre la imagen del abbé Pierre, su deseo de justicia e igualdad, y su comportamiento hacia las mujeres ha creado una enorme brecha entre las personas que lo admiraban o admiraban su compromiso”, apunta el informe, encargado después de que Emaús Francia recibiera hace un año el testimonio de una agresión sexual cometida por el abate. El religioso, cuyo verdadero nombre era Joseph Henri Grouès, fue elegido 16 veces como personalidad favorita de los franceses.
Nacido en 1912, se distinguió en la resistencia contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y dedicó su vida a luchar contra la pobreza. Defensor incansable de las personas sin hogar, creó la comunidad Emaús en 1949. En España, las primeras acciones del movimiento se remontan al año 1969. La mayoría de los franceses reconoce la silueta de este señor con boina y bastón, lentes de pasta y barba gris.
Pero el mito del que era conocido como el “ángel de los pobres”, verdadero ícono mediático, se ha caído. Las acusaciones en su contra han desencadenado una ola de conmoción e indignación en el país. En un mensaje publicado en la red social X, la Conferencia Episcopal Francesa ha expresado su “profunda compasión” hacia las víctimas y ha señalado su “vergüenza” de que los hechos se cometieran “por un sacerdote”. “Creemos a las víctimas”, ha insistido este jueves Christophe Robert, delegado general de la fundación Abbé Pierre, en una entrevista con la emisora France Inter.
La investigación subraya que además de las siete mujeres que han acusado al sacerdote existen indicios de otros cinco casos. En el informe, cinco de las víctimas señalan que los comportamientos inapropiados del abate eran repetidos. Otra víctima asegura que sufrió dificultades psicológicas durante toda su vida tras los hechos. “En 2002, estábamos en el extranjero”, empieza uno de los testimonios. “Me acuerdo de que sus manos se acercaron muy cerca de mi cuerpo. Dijo cosas sucias como ‘en este país, las mujeres son muy calientes’, lo que me hizo sentir rara”, continúa.
Otra mujer acusa al abate de haberla tocado varias veces el pecho cuando aún era menor de edad. Unos años después, cuando ya era mayor, viajó con él a Italia, acompañada de su hermana. “Un día entró a nuestro cuarto sin llamar”, recuerda. De regreso a Francia, cuando llegó el momento de despedirse, “introdujo su lengua en mi boca de manera brutal y totalmente inesperada”. Los padres de esta víctima eran cercanos al religioso y solían invitarlo regularmente a su casa. En 2003, el sacerdote le habría pedido disculpas en presencia del padre de la víctima, recoge el informe.
Para hacer la investigación, Egaé, el gabinete mandatado por Emaús y la Fundación Abbé Pierre, escuchó a 12 personas entre el 10 de abril y el 5 de junio de 2024. Una síntesis fue enviada en mayo a Emaús, quien después eligió publicar un informe de ocho páginas con los testimonios de las víctimas, todas anónimas. Junto a la fundación Abbé Pierre, decidieron también crear un dispositivo para acompañar y recoger los testimonios de otras posibles víctimas.
El escrito revela que la situación era conocida por la “primera generación” que se comprometió con el movimiento Emaús. “No era un epifenómeno”, aseguró una persona durante la investigación. Una empleada de la época afirmó incluso que se daba una consigna al personal femenino de no ir a visitar sola al abate. El diario católico La Croix también cita a la biógrafa Axelle Brodiez-Dolino, del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), quien afirmó que “un pequeño círculo lo sabía”, aunque en esa época, “la cuestión del consentimiento no se abordaba en absoluto como ahora”.
En un comunicado, la Fundación Abbé Pierre y Emaús han admitido que las revelaciones han sacudido sus estructuras y “cambian profundamente la forma en que miramos a un hombre conocido sobre todo por su lucha contra la pobreza, la miseria y la exclusión”. Caroline De Haas, cofundadora de la asociación feminista Osez le féminisme y del gabinete Egaé, ha resaltado la “combinación de varios elementos” que permitió que los testimonios salieran a la luz.
Uno de ellos, ha dicho en la radio France Inter, fue sin duda “lo que pasó en la Iglesia”. “La primera víctima que se puso en contacto con la fundación Abbé Pierre y el movimiento Emaús escuchó el testimonio de una persona que sufrió violencias por parte de un sacerdote. Y este testimonio se hizo eco de lo que ella misma había vivido y decidió dar el paso y hablar”.