El País, 16.07.1977

Un niño de siete años llamado Angel ha estado a punto de morir por negarse sus padres, testigos de Jehova, a que le fuera hecha una transfusión de sangre, informa Cifra.El niño, hospitalizado en la residencia Lorenzo Ramírez, sufría una anemia aplásica que, según los facultativos, únicamente podía ser superada con la terapia de una transfusión de sangre. De no hacerse, corría peligro la vida del pequeño.

En una reunión celebrada con los padres y el director del centro, el superintendente de la secta religiosa se negó a que fuese efectuada la transfusión.

Dada la gravedad del caso hubo que consultar a una doctora de un centro sanitario de Madrid, pertenecinte a esta congregación, quien indicó que la transfusión era necesaria para evitar una segura muerte del niño, pero que dada la creencia de los padres aconsejaba no hacerla.

De madrugada, se puso el hecho en conocimiento de la autoridad judicial, que dispuso la detención de los padres, indicando al personal facultativo que procedieran en consecuencia para salvar la vida del niño.

Tras la transfusión el pequeño ha experimentado notoria mejoría y los padres han quedado a disposición judicial.