Clarín (Argentina) , 2.08.2007

Se llama Paola Olcese. La acusan de no haber permitido que atendieran a un chica que murió después de un parto. La víctima vivía en la Comunidad Ecológica Católica, ubicada en las afueras de la capital chilena.

Tiene 36 años y un carácter muy duro, pero escondido por el azul de sus ojos y la dulzura de su voz. Viste largas polleras floreadas e inocentes chalecos de lana, aunque en sus tiempos de modelo prefería las minifaldas y el maquillaje sugestivo. Lo que nada puede disimular es el largo camino que recorrió desde su llegada a Chile en busca de fortuna, hasta su ingreso ayer a los tribunales de Puente Alto para ser indagada por los de litos de «homicidio por omisión e inhumación ilegal»: la acusan de haber liderado un grupo religioso que dejó morir a una de sus fieles sin asistencia médica.

Paola Olcese es argentina, aunque desarrolló toda su vida adulta en Chile. Llegó a ese país a los 19 años y se dedicó a trabajar como modelo y promotora en el sur del país. Tuvo dos hijos y, de la mano de una de sus parejas, entró en el mundo de la religión. Hoy está acusada por la Justicia de ser la «líder espiritual» de la «Comunidad Ecológica y Cristianade Pirque», donde una bailarina murió en abril por no recibir asistencia tras un parto.

Olcese está en el medio de una auténtica tormenta. Testimonios de distintos «arrepentidos» del grupo, y documentos secuestrados en la sede de la «comunidad», indican que la mujer dice ser «la voz del Creador». Según los testigos, «entra en trance, adopta postura y voz masculina y asegura ser Dios o Jesús».

Los problemas para la argentina empezaron el 11 de abril, cuando murió la profesora de danza Jocelyn Rivas. La chica, de 28 años, había tenido una nena el 27 de enero pero nunca se había recuperado del parto. Según ex compañeros del grupo, empezó a empeorar y terminó muriendo en su cama sin que jamás la asistiera un médico. «Allí estuvo tendida nueve días», señalaron los testigos. «Se esperaba a que Olcese tuviera un contacto con el Señor para resucitarla», indicaron.

Rivas finalmente fue sepultada envuelta en una sábana en terrenos que la «comunidad» tiene en Pirque, un predio ubicado a 21 kilómetros del centro de Santiago que funciona como parcela agrícola. Allí viven unas 40 personas de clase alta que, según testimonios, cultivan la tierra, rezan y aguardan por la llegada del Arcángel Gabriel.

El caso se conoció a partir de una denuncia presentada por el diputado local Antonio Leal. La primera consecuencia fue la detención de Roberto Stack (59), también señalado como líder de la comunidad. El hombre fue pareja de Olcese durante casi una década y es el padre de su segunda hija, una nena de seis años.

Stack fue imputado por la «inhumación ilegal» junto a otro integrante del grupo, Nataniel Requena. El 1º de mayo lo liberaron y la investigación siguió avanzando. Hasta que un ex miembro de la comunidad, Rodrigo Meléndez (31), contó que a Rivas le habían negado asistencia «por orden de los líderes».

Así fue como la semana pasada la Justicia volvió a allanar el predio del grupo y descubrió distintos documentos. Por ejemplo, transcripciones de los supuestos diálogos de Orcese con Dios y actas de las reuniones de los integrantes de la «comunidad». En uno de ellos, según fuentes judiciales, se leía que la argentina le había preguntado al «Creador» qué hacer con el cuerpo de Rivas y que la respuesta había sido: «Debéis sellar el cuerpo de Jocelyn, yo os lo ordeno».

La novedad indignó a la familia de la bailarina, que nunca fue avisada por el grupo de su fallecimiento. «La dejaron morir como a un perro», dijo su tía, Coralia Rivas, que aclaró que la hija de la víctima está ahora al cuidado de su abuela y goza de buena salud.

El martes, la Policía por fin detuvo a Olcese, justo cuando el grupo entero estaba por mudarse a Valparaíso. «Yo no maté a nadie», habría asegurado antes de que la alojaran en el cuartel Borgoño de Investigaciones. Ayer la condujeron al Tribunal de Garantías de Puente Alto.

«Por ella pasaban las decisiones de relevancia y daba las instrucciones respecto de muchas conductas, lo que a nuestro juicio la hace directamente responsable de los hechos que se investigan», señaló el fiscal Pablo Sabaj, a cargo del caso junto a su colega Patricio Vergara.

«Lo que primó fue el criterio de Olcese de negar asistencia médica en el parto y durante el agravamiento de la joven», apuntó el diputado Leal. «Hubo disposiciones suyas que son contrarias a la ley y a la Constitución chilena», agregó. «Estamos frente a una secta religiosa peligrosa, donde lo que rigen no son las leyes chilenas sino la voluntad de una persona que, como Paola Olcese, dice ser la voz de Dios y que ha transformado su influencia en algo irrefutable y por tanto en una voz divina que reemplaza cualquier norma y subyuga cualquier personalidad», advirtió.

La argentina afronta una posible condena a entre entre 5 y 15 años de prisión.

La cifra
15
Son los años de prisión que podrían corresponderle a Paola Olcese de ser hallada culpable de los dos delitos que le imputan: «homicidio por omisión», por no haber asistido a una mujer tras un parto complicado, e «inhumación ilegal», por haberla sepultado en los terrenos de la comunidad donde vivían, sin avisar a las autoridades.

Detenida mientras hacía yoga
Cuando la detuvieron, Paola Olcese estaba haciendo yoga. «¿Por qué me llevan detenida?», preguntó a la Policía. Vestía una pollera larga y floreada, un chaleco de lana, un abrigo blanco y una cartera rosa. En los Tribunales, se negó a declarar ante los fiscales. Sólo pidió un té, galletitas light y un agua mineral sin gas.

Una comunidad en una zona agrorresidencial
La «Comunidad Ecológica Cristiana» que lideraba Paola Olcese está ubicada en la localidad de Pirque, dentro de la Región Metropolitana de Santiago, a 21 kilómetros del centro de la capital chilena. Se trata de una zona agrorresidencial, dedicada al cultivo de cereales. En la comunidad vivían 37 personas, incluidas dos embarazadas y siete chicos.